Érase una vez dos perras muy aventureras que viajan alrededor del mundo. Ellas eran perros lobos de pelaje blanco con gris. Algunas veces estaban en la selva, otras veces en el océano y otras cayendo con paracaídas. Pero esta vez estaban en Egipto, buscando el diamante o joya más grande del universo infinito. Sabían que sería algo muy arriesgoso por que en Egipto hay muchas trampas:
Ellas entraron por la punta de una pirámide gigante, se encontraron con su primera trampa que eran cuchillos grandes que podían cortar.
La segunda y última trampa de esa pirámide eran rayos láser, pasaron haciendo acrobacias hasta la tumba del faraón donde estaba el diamante.
Ellas entraron por la punta de una pirámide gigante, se encontraron con su primera trampa que eran cuchillos grandes que podían cortar.
La segunda y última trampa de esa pirámide eran rayos láser, pasaron haciendo acrobacias hasta la tumba del faraón donde estaba el diamante.
-¡GUAU! ¡ahí esta la tumba Denisse! - dijo Carmen.
-¡GUAU no Carmen!- gritó Denisse.
Carmen no alcanzó a escuchar y abrió la tumba.
-¡Mira Denisse, no pasó nada, ahí está el diamante. Sácalo, Denisse. Anunció Carmen.
Denisse con un alivio y un suspiro se tranquilizó. Cuando sacó el diamante cayeron rocas del techo y las momias salieron de sus tumbas. Carmen miró hacia la punta de la pirámide y le dijo a Denisse:
-Saca tu cuerda Denisse-. Denisse sacó su cuerda, tomó a Carmen y salieron las dos por la punta de la pirámide, prometiendo nunca más volver a Egipto.
*****FIN*****
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